Milimalista sigue enviándonos postales de Tokio con Virkiki como protagonista.
Estoy a la entrada del parque Yoyogi, aquí todo es silencio y tranquilidad
Tanta tranquilidad y a mi esto me parecen tambores…
Aquí detrás mía hay que hacer la ceremonia de limpieza de manos antes de entrar en el Santuario Meji.
Ahora voy a formular un deseo y lo echaré en esa cajita que veis detrás.
Que bien estoy en el jardín Nai_en (se dice que lo diseño el propio emperador para su emperatriz).
Definitivamente, estoy como en casa.
Y volviendo a la ciudad, esta es la calle Takeshita-dori, llena de adolescentes buscando lo último en moda.
Ahora hacia el santuario Togo, voy a hacerme el interesante a ver si me miran estas japonesitas.
Y no podía irme sin pasar a ver a Hachiko, el perro que después de la muerte de su dueño siguió esperandolo durante más de 10 años. Y vaya cola que he tenido que hacer para poder fotografiarme junto a él.